En criminología, un indicio es una prueba física que puede ayudar a relacionar a un sospechoso o a una víctima con la escena del crimen. Los indicios se encuentran en la escena de cada delito y son esenciales para encontrar al autor del mismo. Hay un gran número de pistas disponibles tras la comisión de cada delito, pero la mayoría de ellas pasan desapercibidas para los agentes de policía porque no son detectives formados ni científicos forenses. Para que cualquier prueba encontrada en el lugar de un incidente sea admisible en un tribunal, debe ser identificada correctamente por profesionales formados que utilicen procedimientos estándar bajo estrictas directrices denominadas "cadena de custodia".
Un indicio es una prueba física que puede ayudar a relacionar a un sospechoso o a una víctima con la escena del crimen. Es posible que haya oído hablar de las huellas dactilares, las muestras de sangre y las pruebas de ADN. Todas ellas son pistas que ayudan a los investigadores a averiguar quién estuvo implicado en el delito.
Los indicios no son siempre una sola cosa, sino que pueden ser varias cosas diferentes que el investigador reúne para crear su propia imagen de lo ocurrido. Por ejemplo:
Los indicios, por otra parte, son pruebas físicas en la escena del crimen que pueden no ser aparentes u obvias para el agente de policía a primera vista. A diferencia de las pruebas, los indicios suelen pasarse por alto porque no parecen ser importantes o estar relacionados con un delito. Sin embargo, los indicios pueden proporcionar información valiosa sobre lo que ocurrió en un incidente y quién estuvo involucrado en él.
Para que los investigadores identifiquen y conserven las posibles pruebas, éstas deben ser identificadas por expertos formados que sepan analizar este material por su relevancia para la resolución de los delitos. El análisis de estos elementos se denomina examen forense (o ciencia forense).
El siguiente paso es recoger y conservar adecuadamente las pruebas. Las pruebas deben ser recogidas en el lugar del crimen por alguien con la formación y la experiencia pertinentes, que además sepa documentarlas adecuadamente. Una vez recogidas, las pruebas deben protegerse de la contaminación para que sean admisibles en los tribunales.
Cuando una persona ha cometido un delito, las pruebas son evidencias físicas en la escena del crimen que pueden no ser aparentes u obvias para el agente de policía a primera vista. Las pruebas deben ser encontradas, conservadas y protegidas por el investigador si se quiere que sean admisibles en el tribunal. Un agente capacitado sabrá lo que constituye una prueba y lo que no.
Como criminalista o científico forense, necesita formación para ver correctamente lo que puede considerarse parte de una investigación si va a ayudar a atrapar a los delincuentes que han cometido delitos contra otros, como agresiones sexuales o asesinatos.
Conclusión: Las señales necesitan formación para ser vistas correctamente.
A fin de cuentas, una señal es tan útil como la persona que la lee. Si no sabe cómo buscar las pistas y lo que significan, sus señales no servirán de nada, aunque las tenga esparcidas por toda la casa como un muralista demasiado entusiasta que no sabe cuándo parar. No puedes limitarte a comprar unas pegatinas en una tienda local o en una tienda online y considerarte un detective. Necesitas una formación adecuada para reconocer lo que es importante y lo que no lo es; de lo contrario, sólo estarás perdiendo el tiempo mirando patrones aleatorios en las cáscaras de pintura de las paredes en lugar de averiguar lo que ocurrió durante el robo de anoche.
Lo mismo ocurre con los delincuentes: si no entienden cómo piensan los detectives, sus intentos de ocultar sus huellas tampoco funcionarán (y todos deberíamos dar gracias a nuestras estrellas de la suerte). Ellos también necesitan formación, aunque preferiblemente no de mí, porque ya les he contado todo lo que sé sobre las técnicas de resolución de crímenes en varios libros, así que no tiene sentido perder el tiempo repitiéndolo aquí.
Es importante recordar que no todos los indicios son iguales. Pueden encontrarse en casi cualquier escena del crimen, pero sólo se convierten en pruebas después de que un profesional capacitado las haya identificado correctamente. Por ejemplo, una huella dactilar dejada en el lugar de un robo es un elemento que puede ayudar a relacionar al sospechoso con el delito si es identificado correctamente por un experto en ciencias forenses. Los indicios también pueden ser las muestras de ADN recuperadas de artículos como la ropa o las armas utilizadas durante un asalto; este tipo de pruebas puede apuntar a que alguien está implicado en lo que ha sucedido antes cuando todavía llevaba esa ropa.
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