En criminalística, la química desempeña un papel vital en casi todos los aspectos del proceso de investigación. El campo de la química forense es el estudio del análisis químico utilizado en diversas áreas de la ciencia forense, como la patología y la toxicología. También incluye las ciencias naturales que se utilizan para aportar pruebas y ayudar en el proceso de investigación.
La química forense es una rama de la ciencia forense que estudia el análisis químico en diversas áreas de la ciencia forense, como la patología y la toxicología. Puede utilizarse para detectar rastros de pruebas, incógnitas (como venenos o compuestos químicos), determinar el estado mental o determinar si una persona estaba bajo la influencia de una sustancia química mientras cometía el delito.
Hay muchos tipos diferentes de rastros que pueden utilizarse en el análisis químico. Por ejemplo, cuando una víctima es asesinada con un cuchillo, el arma homicida puede quedar abandonada en la escena del crimen. Este tipo de rastro de prueba se conoce como persona desconocida porque no se puede saber a quién pertenece o qué sustancias químicas contiene hasta que se ha analizado en el laboratorio.
Las pruebas en rastros también pueden incluir fibras de ropa o de animales domésticos (como pieles), muestras de pelo encontradas en víctimas y sospechosos, fragmentos de cristal de ventanas rotas en la escena del crimen e incluso huellas dactilares dejadas en superficies como teléfonos u ordenadores por los delincuentes.
El análisis químico ayuda a determinar qué sustancias químicas pueden haberse utilizado para identificar estas incógnitas, de modo que puedan ser analizadas adecuadamente por los científicos forenses mediante otras técnicas, como los perfiles de ADN para los tipos de sangre o las pruebas toxicológicas para las drogas que se encuentran en los tejidos (como la saliva).
Además del uso del ADN y la biología, las ciencias naturales, como la química, también se utilizan en las investigaciones forenses para aportar pruebas y ayudar en el proceso de investigación.
La aplicación de la química puede observarse en muchos ámbitos diferentes de la investigación del lugar del delito, entre ellos:
Es importante comprender que el análisis químico puede utilizarse para detectar rastros que de otro modo pasarían desapercibidos. Por ejemplo, un criminalista puede no reconocer la importancia de una prenda de vestir. Sin embargo, si le dijeran que contiene restos de semen o sangre y la enviara a analizar, se daría cuenta de lo valiosa que es esta prueba.
Otra aplicación importante del análisis químico es determinar si un sospechoso estaba bajo la influencia de alguna sustancia química mientras cometía un delito. También puede utilizarse para determinar el estado mental, ayudando así a construir el caso contra él o ella. Algunos ejemplos de sustancias químicas que pueden detectarse son drogas y alcohol; pesticidas; pintura; disolventes; plastificantes y acelerantes (utilizados en incendios provocados); explosivos; etc.
La química es un pilar de las ciencias forenses, y lo ha sido durante siglos. De hecho, la química se utiliza para detectar restos de pruebas y otras incógnitas, ayudar a determinar el estado mental o si un individuo estaba bajo la influencia de una sustancia química mientras cometía el delito, e incluso ayudar a identificar qué tipo de arma de fuego se utilizó para cometer un homicidio.
Así que, tanto si te interesa la ciencia forense como carrera profesional como si sólo quieres saber cómo la policía utiliza la ciencia para resolver crímenes en programas de televisión como CSI y Mentes criminales (que se basan en experiencias reales), es importante que entiendas el papel de la química en la criminalística.
Si está interesado en seguir una carrera en ciencias forenses, debe tener sólidos conocimientos de química. La química forense es una de las ramas más importantes de la ciencia forense porque se utiliza en casi todos los aspectos de la criminalística.
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