En todos los lugares y objetos siempre hallamos diferentes manifestaciones materiales de la actividad humana, fruto de su contacto e interrelación con un espacio fí­sico dado, en el cual el hombre ha desarrollado algún tipo de actividad voluntaria o involuntaria, bajo tres variables básicas: tiempo, modo y sustrato.

Algunas veces las marcas, huellas y rastros de sus actividades son muy evidentes y sencillamente pueden verse, bien sea porque se contaminó con sustancias como sangre, grasas o suciedad, o porque se desplazó o manipuló sustancias flexibles como la manteca, la plastilina, las masillas, el barro, las pinturas, recubrimientos frescos, etc. 

En otras oportunidades las huellas no son observables a simple vista, entonces se requiere la utilización de diferentes técnicas para visualizarlas. 

Hoy sabemos que la naturaleza de los residuos de las huellas latentes es de-pendiente de los factores humanos como la condición psicológica del individuo, la dieta, la edad y la condición médica, así­mismo la duración del contacto entre el dedo y la superficie. Además, factores fí­sicos como el tipo de superficie donde es depositada la huella, la temperatura, la humedad del ambiente y el tiempo transcurrido afectan una huella latente. Por tanto, su contenido de residuos orgánicos e inorgánicos no es constante y cada uno de esos elementos puede desde disminuirse hasta desaparecer.

En este capí­tulo se explica la fí­sica de las huellas latentes y la manera como los criminalistas pueden descubrirlas en el escenario de un delito para posteriormente pasar a su fijación.