La genética forense y el avance en los métodos de detección de ADN contenido en las células, que podemos hallar en diferentes elementos y personas relacionados con una escena de crimen, aportan un gran valor cuando se pretende detectar fluidos biológicos recuperados de una escena de los hechos con el fin de identificar con una probabilidad mayor al 99,99% a una victima, a un sospechoso, así­ como exonerarlos de la misma. Esto es debido a que los fragmentos de ADN que se analizan en el laboratorio, son altamente variables entre los individuos.

Es importante considerar que en una escena puede haber más de un fluido biológico y además provenir de uno o más individuos. Al determinar su naturaleza, se deben utilizar métodos que no ocasionen daño a la evidencia disponible ya que el resultado del análisis por ADN y su aceptación en un estrado judicial está supeditado a la calidad de dicha muestra, los procesos de recolección, el embalaje y la cadena de custodia.

El objetivo del presente capí­tulo es brindar al lector un conocimiento básico como herramienta para manejar y aplicar la genética en el campo de la investigación criminal y en medicina legal, y así­ poder enfrentar con menos temor y desconocimiento los retos que los casos forenses plantean en la actualidad.