El laboratorio de quí­mica se ha convertido en uno de los apoyos más importantes en la investigación criminal por la enorme cantidad de técnicas que puede aplicar para el análisis de los elementos y muestras remitidos por los criminalistas de campo. Entre ellas la determinación de residuos de disparo, la identificación de sustancias controladas, el cotejo de sustancias con muestras patrón, el análisis de pinturas, la identificación de explosivos, y en general, la especificación de los elementos que componen una muestra, eso hace de la quí­mica una ciencia con un gran campo de acción.

En este capí­tulo se aborda el tema de la quí­mica forense desde el punto de vista del perito y de las actividades que realiza en el laboratorio, desde el momento en que recibe las muestras de estudio hasta cuando se presenta en una sala de audiencias a exponer su trabajo pericial.

Es un enfoque a partir de la experiencia de campo, donde la quí­mica forense se visualiza como un engranaje que hace parte de un todo mayor, de modo que el trabajo de los diferentes técnicos y profesionales afectan su labor; por tanto, se puede ver que el quí­mico no es un especialista aislado en su cubí­culo, sino un actor de primer orden en los equipos de investigación criminal.